Juan Carlos Salazar, presidente de la Fundación para el
Periodismo, afirma que el principal legado de Presencia es su respeto a los principios éticos. El matutino nació
en 1952 y dejó de circular en 2001.
El exdirector de Página
Siete es coordinador de Presencia,
una escuela de ética y buen periodismo, libro que se presenta hoy en la
Asociación de Periodistas de La Paz, a las 19:00. En esta entrevista,
Salazar, quien es Premio Nacional de Periodismo, cuenta algunos pasajes del legendario
rotativo.
¿Cómo define a
Presencia?
Fue una gran escuela de ética y de buen periodismo. En Presencia se formó la mejor generación
de periodistas de su época. En ese tiempo no había escuelas de periodismo ni
facultades de comunicación social en Bolivia. Los periodistas nos
formábamos en las redacciones.
Es notable cómo ese periódico, fundado por un grupo de
católicos, laicos, pertenecientes a una asociación que se llamaba Acción Católica,
encabezados por Huáscar Cajías, sin oficinas, sin máquinas de escribir,
sin nada y con un capital de 2.000 dólares lograron crear un periódico que fue
un ejemplo y que llegó a tener un tiraje en algunos días de hasta
150 mil ejemplares, algo que hoy es francamente impensable.
¿Cómo un diario
católico fundado como un semanario llega a ser un referente legendario del
periodismo nacional?
Cajías, que fue el fundador, el director, decía que ellos no
querían hacer un periódico de curas, de parroquia, sino un periódico que
llevara la presencia del cristianismo a la vida diaria, y es lo que hicieron.
Lograron hacer un periódico competitivo en un momento en que había tres
diarios en La Paz, El Diario, que era
la gran competencia; La Nación, que
era el diario oficial del gobierno del MNR, y el vespertino Última Hora.
¿Cómo siendo
un diario de tendencia conservadora, militante del anticomunismo,
también defendió las libertades y derechos civiles y
políticos?
Presencia nace
durante la Guerra Fría, en la que habían dos bandos irreconciliables: el
capitalismo y el comunismo, y Presencia
sale con una voz, de estar circunscrita a la doctrina social de la Iglesia, que
nace como alternativa a esas dos corrientes ideológicas, también con una clara
defensa de los sectores desposeídos.
Entonces, evidentemente, se puede decir que era un periódico
conservador en lo ideológico, en el sentido de que se oponía a la izquierda de
la época, al marxismo de la época, pero era progresista en la medida que
defendía los derechos políticos, los derechos civiles, los derechos humanos y
también postulaba una acción a favor de los desposeídos.
¿Llegó a tener
Presencia problemas con el poder?
Tuvo muchos problemas durante los gobiernos del MNR. Por
ejemplo, en vísperas de la caída del MNR, del golpe del 4 de noviembre del 64,
el Gobierno decretó una censura de prensa, que ha sido la última censura
expresa. Es decir que cuando el Gobierno enviaba varios censores a los
periódicos, los periodistas escribían sus notas y debían presentar sus notas al
censor.
Éste leía y autorizaba lo que se podía publicar y tachaba lo
que no y hubo una censura de más de un mes, que si mal no recuerdo fue en
septiembre, octubre del 64. Y pasó algo muy curioso: Presencia y otros periódicos salían con una columna en blanco, con
un recuadro en blanco o con palabras tachadas para evidenciar que habían
sido censurados.
Recuerdo que, incluso, la telefonista de Presencia recibió la instrucción de
contestar las llamadas de la siguiente forma “Aló, Presencia, diario censurado”. Esa
ha sido, creo, la época más difícil… Después, los golpes militares, el
golpe de García Meza.
En un libro suyo
menciona que en la cobertura de la guerrilla del Che, los periodistas
bolivianos recibieron el “bautizo de fuego”. Los periodistas de Presencia
estuvieron en primera línea…
Precisamente, Presencia
hizo una gran cobertura de la guerrilla, hecho que marcó la vida
del país y también del periodismo boliviano. La cobertura de la guerrilla
estuvo a cargo de José Luis Alcázar, Humberto Vacaflor, Raúl Rivadeneira
Prada, entre otros periodistas.
Después, uno de los grandes éxitos del periodismo boliviano
fue la publicación del Che Guevara en Bolivia. Cuando el Ejército negociaba
la venta de los derechos, Presencia
recibió un ejemplar del diario que se publicó en La Habana. Esa edición tuvo un
tiraje de 150 mil ejemplares.
¿Cuáles son las
principales enseñanzas de Presencia?
Yo creo que el principal legado de Presencia es precisamente su respeto a la ética, a los principios
éticos. La manera de trabajar, independiente, la fiscalización del poder, de
cumplir fielmente esos valores éticos.
Ahora bien, hay otra lección muy importante de Cajías, que
la contamos en el libro. Cuando el gobierno del apartheid de Rodesia, el
gobierno segregacionista, llegó a un acuerdo con Banzer para enviar colonos y
racistas acá, para poblar el oriente. Entonces, el gobierno de Rodesia,
que estaba negociando esto, quiso congraciarse con la opinión pública, porque
era un régimen completamente aislado a nivel internacional por su política
racista.
Entonces le invitan a Cajías a un viaje con todo pagado a Rodesia y Cajías rechazó la invitación. Y Harold Olmos le dice: “pero doctor, por qué no acepta, usted nunca tiene vacaciones, no volverá a tener oportunidad de hacer ese viaje. Por qué no va y se toma unas vacaciones y descansa”, y Cajías le responde: “Es que mi conciencia no tiene vacaciones”.
Página Siete – 4 de abril de 2019