Rosángela Conitzer de Echazú
Quiero empezar refiriéndome al título que se me ha esclarecido al ir leyendo el contenido. Estas tus “figuraciones” encajan perfectamente en la psicología de la Gestalt. Esta palabra ha sido traducida con múltiples acepciones, desde forma hasta configuración, pero, después de leer tu “bitácora de vida” me parece que Figuraciones es la palabra más correcta porque abarca la figura, pero también la figuración que es una elaboración absolutamente personal de vivencias, experiencia, recuerdos, fantasías que a veces nacen del fondo de un subconsciente personal y colectivo.
Tenemos que estar agradecidos por las múltiples oportunidades y por los mundos que nos ha abierto la vida. Te ha tocado vivir en diferentes países, mentalidades distintas, compartir con tantas personas a lo largo de los años y tengo la impresión que tú no lo has tomado como algo obvio o transitorio, sino tratando de asumirlo como algo que te toca interiormente (otra vez estas palabritas ambivalentes, me toca porque es mi destino y me toca porque me llega). En este sentido es imposible tener todo presente pero hay una “digestión” de todo lo que la vida nos obliga a deglutir que es la que lleva a la sabiduría.
Con seguridad conoces el hermoso libro de Max Scheler El saber y la cultura que sostiene que el saber son los conocimientos que adquirimos que van transformándose en cultura, cuando ya no los registramos como tales, sino luego de una elaboración personal, esta “digestión” que te menciono y que está presente en todo el libro y que es la causa esa fascinación que atrapa.
Has tenido la suerte de vivir muchos acontecimientos, en varios países, compartir con personas tan variopintas, afines o absolutamente distintas y todo esto lo ha ido asumiendo conscientemente o sin darte cuenta. Gracias a todo ello han visto a la luz estos cuentos, que en realidad son reminiscencias bellamente formuladas y con un estilo personalísimo que es siempre un gran mérito en el buen escritor.
Esto por un lado, por el otro, nos transmite una serie de circunstancias para nosotros extrañas e ignoradas, incluso palabras y modismos que nos son ajenos o que reconocemos pero no usamos. Esto es también enriquecedor.
Quiero mencionare una observación más. Prácticamente todos los relatos contienen expresiones que son contradictorias o parecerían serlo; sin embargo no distinta a esta contradicción es la vida de cada día, en que nuestras certezas se vuelven endebles, las dudas nos dan una amplitud para no juzgar a la ligera y vivimos de alguna manera pendular esta dualidad en que estamos inmersos por el mismo hecho de tener tantos ingredientes en nosotros mismos; un cuerpo a veces frágil, otras que nos hacen sentir imbatibles, un alma que goza y sufre y un espíritu que busca más allá de lo que solo intuimos como existente.