30 escritores y periodistas bolivianos alistan selección de narcocuentos

Milen Saavedra / La Paz

Caspa de ángel es el nombre de la antología, compilada por Homero Carvalho, que se propone reunir narraciones breves de autores bolivianos sobre el narcotráfico que confrontan ficción y realidad. El escritor conversó con Página Siete para explicar los detalles de la iniciativa y adelantar los nombres de los participantes.

La obra será publicada por la editorial Kipus una vez que termine la cuarentena nacional por la llegada del coronavirus.

¿Cómo surgió la idea de la selección de “narcocuentos”?

La literatura siempre ha puesto su mirada en los grandes temas universales y nacionales, y el narcotráfico es de esos temas que los escritores no podemos eludir. Si bien en Bolivia aún no hemos tenido un boom extraordinario tanto en lo cultural como en lo comercial de lo que en México y Colombia denominan la “narcocultura”, con profusión de novelas, ensayos, telenovelas, películas, artes plásticas y otras manifestaciones artísticas; creí necesario hacer un inventario de historias del narcotráfico, es decir, una antología de cuentos, crónicas y testimonios para confrontar la ficción con la realidad.

Por estas razones es que decidí compilar esta antología e invité a Márcia Batista Ramos a sumarse al proyecto para que la enriquezca con sus consejos y escriba una nota crítica introductoria. La antología la denominamos “Caspa de ángel”, otro de los nombres que los consumidores le dan a la cocaína pura.

¿Cuántos autores participan en la selección?

Ya sabíamos de antemano que algunos escritores tenían cuentos y crónicas y otros podían tener textos inéditos, así que invitamos a unos treinta escritores y periodistas, a la fecha ya tenemos 25 textos: 19 cuentos, 5 crónicas y un testimonio.

¿Quiénes son?

Cuando invitamos a escritores a participar de esta antología recibimos respuestas positivas de la mayoría de ellos, algunos ya tenían cuentos listos, otros nos pidieron tiempo para terminarlos; así como también algunos nos hicieron saber que no tenían nada escrito, pero que el tema les interesaba y que querían escribir un cuento. Cada uno de los narradores es dueño tanto de sus demonios como de sus santos; así como de los dramas, los amores, las tragedias y las aventuras que nos cuentan. Decidimos que el orden de presentación de los textos sea por género y los autores por orden alfabético, así en cuento tenemos a Sisinia Anze, Márcia Batista Ramos, Carla Maria Berdegué, Rosssemarie Caballero, Adolfo Cáceres Romero, Amalia Decker, Claudio Ferrufino-Coqueugniot, Rosalba Guzmán, Ramiro Jordán, Juan Claudio Lechín, Fernando Ortiz, Teresa Constanza Rodríguez Roca, Silvia Rózsa, Juan Carlos Salazar, Gaby Vallejo, Rodrigo Urquiola y Sandra Concepción Velasco. Como verá el lector nuestro propósito también fue mezclar a autores consagrados con algunos noveles para promocionar la literatura boliviana. En los próximos días se completará la lista.

Luego, están cinco crónicas de periodistas bolivianos que reflejan diversos puntos de vista de la realidad del narcotráfico en nuestro país: La de Nelfi Fernández sobre la mujeres que intentan pasar droga a Chile; la de Edson Hurtado que mezcla sexualidad, trata de personas y tráfico de drogas; la de Cecilia Lanza que da cuenta de un santo popular de los narcos -al igual que Jesús Malverde en México, los narcos del Chapare también tienen su santito a quien le rezan para que sus envíos sean exitosos-; la de Roberto Navia que nos lleva volando a la sangrienta realidad de Ciudad Juárez, una las ciudades más violentas de  México; además Ramón Rocha Monroy, narrador por antonomasia, ingresa a esta antología con una crónica acerca de una visita suya al Chapare. El testimonio le corresponde a Mauricio Reyes.

¿Cómo los seleccionó?

Los cuentos por su calidad literaria, las crónicas por la calidad que va más allá del periodismo clásico y el testimonio porque es la confirmación del drama narrado por su protagonista. Los tres géneros son narrativos.

¿Cuál es la importancia de hablar sobre este tema en la coyuntura actual? ¿y de hacerlo desde la literatura?

En realidad, la idea surgió unas semanas antes de la cuarentena y el aislamiento sirvió para que algunos escritores que no tenían textos escritos sobre el tema tuvieran el tiempo de hacerlo. Creo que en Bolivia, desde hace décadas, se han ido publicando algunos libros sobre el tema del narcotráfico desde el ensayo académico, científico, psicológico y policial. El libro “La veta blanca” (1982), de René Bascopé Aspiazu, fue un éxito el año de su aparición; luego apareció “Narcotráfico y política” (1982) de varios autores cuyo título es muy explícito y así sucesivamente hasta el día de hoy. Artículos, reportajes y ensayos periodísticos se han publicado en todos los medios de comunicación escrito y ahora, también, digitales; las crónicas ocupan un destacado lugar en este tema desde la precursora “Noticia de un secuestro” del Premio Nobel de literatura 1982, Gabriel García Márquez, por esta razón hemos incluido en esta antología cinco crónicas de periodistas bolivianos que reflejan diversos puntos de vista de la realidad del narcotráfico en nuestro país.

En la década de los noventa, inolvidable fue la serie documental televisiva “Coca”, dirigida por el escritor y periodista Jorge Suárez. En literatura en cambio no hubo mucha producción al respecto; en novela se confunde a “Jonás y la ballena rosada”, de Wolfango Montes, como una obra sobre el narcotráfico cuando es una historia de infidelidades entre un profesor y su cuñada, que tiene por telón de fondo un suegro narco. Tito Gutiérrez escribió una narco novela titulada “Magdalena en el paraíso”, con la que ganó el Premio Nacional de Novela, el 2000 y algunas otras novelas que no alcanzaron el éxito de novelas publicadas en Colombia o México, como “La Virgen de los Sicarios”, de Fernando Vallejo; “Rosario Tijeras”, de Jorge Franco, “Delirio”, de Laura Restrepo, por mencionar algunas de escritores colombianos o “Trabajos del reino”, de Yuri Herrera; “El amante de Janis Joplin”, de Élmer Mendoza. En Europa y Estados Unidos el tema ha tenido y tiene muchos escritores como el español Arturo Pérez Reverte con “La reina del sur” o el norteamericano Don Winslow con “El poder del perro”.

¿Por qué eligió los cuentos sobre otros géneros?

La narrativa nos da la oportunidad de retratar a la sociedad. El cuento siempre fue la manifestación literaria por antonomasia, especialmente si nos atenemos a Julio Cortázar: “La novela siempre gana por puntos, mientras que el cuento debe ganar por nocaut”. Por eso decidí hacer una selección de cuentos de los mejores escritores de Bolivia; este libro es una muestra de lo que estamos escribiendo sobre este tema, desde diversos registros; desde el tráfico mismo y sus protagonistas, las adicciones, la educación, la globalización del crimen y muchas otras miradas de cada uno de los autores incluidos con sus particulares y genuinas propuestas narrativas. Hemos elegido desde narradores consagrados hasta jóvenes que están empezando a transitar el camino de las letras: algunos de ellos con un toque de ironía, otros de humor negro, otros exorcizando sus demonios o convocando a la crueldad; estoy seguro que los lectores se identificarán con más de alguno de sus personajes y reconocerán a varios, porque en nuestro país el narcotráfico es un secreto a voces en una realidad que es necesario nombrarla.

Que pase la cuarentena y los lectores tendrán una Antología de cuentos, crónicas y testimonios del narcotráfico que será publicada por Kipus. La idea es que es esta selección se convierta en una referencia para futuras investigaciones sociales y literarias.

Página Siete – 3 de abril de 2020

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