Quedé maravillada por la prosa cálida y poética que se perfila de manera inteligente. Los recuerdos juegan con la nostalgia del latido constante del deseo que le da sentido a la inminencia de la vida; esa acumulación de segundos, de minutos que se vuelven invisibles si alguien con arte no las revive. Es una travesía literaria por los entresijos de la memoria que evoca a personajes entrañables, testigos de un tiempo que nos lleva a reflexionar sobre la fragilidad de los recuerdos y la necesidad de conjurar el olvido; única manera de revivir la vida de quienes nos antecedieron (Amalia Decker Márquez, escritora).
El relato mejor trabajado, que me atrapó por su ingenio y calidad: ¿Acaso crees en Dios? Tiempos, personajes, metáforas, horror, ironía. El del Che es estremecedor, lees perfectamente el trance final. En la misma línea, Aquí vive la muerte. Escoger la voz poética de Jaime Sabines muy oportuno y tocante. El hecho guerrillero y la historia de amor, una y todas (Carlos Mesa Gisbert, escritor, periodista e historiador).
El espejo: Una cadencia perfecta. No obstante su riqueza lingüística, se desliza con una notable fluidez. Se ve también que la extensión es la adecuada. Un excelente relato. En el texto, pese a su brevedad, se conjugan muchas cosas: la atmósfera de la tragedia en que se convierten las grandes derrotas, el aspecto mítico y trascendente que se adivina en “la mirada perdida en el infinito” del final, el vínculo con la madre, con la mujer, el cuerpo sufriente y tantas cosas. Está perfecto para ser leído en voz alta (Miguel Espejo, escritor, París).
Casilda: Me parece un texto muy bello, poético. De muchos detalles únicos. Es como estar frente a una acuarela literaria. Va dando brochazo tras brochazo en el intento de pintar un cuadro costumbrista. Excelente retrato de un pueblo, un sitio, un ejercicio de memoria. Para mi gusto, es un estupendo inicio de una novela que promete. Me recordó a García Márquez e Isabel Allende (Odette Magnet, escritora, Santiago de Chile).
El espejo: Lindo y estremecedor relato, del final al principio. La ficción permite una libertad que el historiador no dispone. Hay, sin embargo, fuentes documentales y testimoniales, para sostener que el Che vivió sus últimas horas, desafiante y sin renunciar a su proyecto guerrillero: Yo soy (Gustavo Rodríguez Ostria, historiador).
Quitapesares: No sé si es un cuento poético o un poema con forma de cuento. Pero el resultado es unívoco. Nostálgico, cortaziano, existencialista, logra un clima muy intenso de acercamientos y pérdidas, de ilusiones y realidades (Victoria Azurduy, periodista y escritora, Buenos Aires).
El espejo: El clima de la agonía que representas es el de ese clima fuerte y misterioso donde la realidad es una apariencia y la apariencia una realidad; el elemento “tiempo” está presente en su complejidad: ¿Es ayer? ¿Hoy? ¿Mañana? O nunca, si se podría escoger; lo que te muestra el espejo es lo que no quisieras ver y el deseo de ver diferentemente, a veces es lo que se ve y así se está confrontado a la dualidad apariencia/realidad (Luis Zilveti, pintor, París).