“Prontuario”, al rescate de la vena literaria de la crónica roja

Liliana Carrillo V ./La Paz

El 14 de marzo de 1970, un hombre vestido de negro, con gorra de chofer, gafas oscuras y un paquete bajo el brazo tocó el timbre de una residencia del barrio de Sopocachi. Entregó un paquete al mayordomo. Minutos después, una violenta explosión cimbró la casa del periodista Alfredo Alexander Jordán y su esposa, Martha Dupleich.

“El hijo de la pareja, Luis, subió a trancos a la estancia conyugal y se encontró con un cuadro macabro. Los cuerpos de sus progenitores yacían juntos, parcialmente mutilados, entre los escombros del cielo raso y las paredes y los restos del mobiliario, todo salpicado de sangre. Sólo dos cuadros, una figura del Corazón de Jesús y un retrato de uno de sus seis hijos estaban intactos”.

Así reconstruye Juan Carlos Gato Salazar el asesinato de los propietarios del diario Hoy, que 48 años después sigue impune. Este es uno de los casos que aborda el exdirector de Página Siete en la crónica policial Tres crímenes perfectos.

Con esas historias se abre Prontuario: casos de la crónica roja que conmocionaron a Bolivia. Otros diez casos completan el libro que lanza el periódico Página Siete en la Feria Internacional del Libro de La Paz, que estos días copa las instalaciones del Campo Ferial Chuquiago Marka.

Meses previos al inicio de la FIL, los periodistas de Página Siete encararon el desafío de elegir el tema del tercer libro que iba a continuar la saga de obras producidas por el periódico. Esa, que quiere convertirse en una tradición, comenzó en 2016 con la publicación de La ruta del dragón chino: el caso CAMC y siguió en 2017 con Che: la cabalgata sin fin, análisis y recuento histórico del paso de Ernesto Guevara por Bolivia, a propósito del medio siglo de aquel acontecimiento.

2018 llegó con otros vientos. El 1 de enero se denunció la desaparición de Carla Bellot y Jesús Cañisaire, una pareja de novios que había salido a recibir el Año Nuevo y se topó con la muerte. Ese caso iba marcar el camino del libro y su norte, la crónica roja.

“A Carla y a Jesús los asesinaron la mañana del 1 de enero; los mataron con saña, con odio, como si todo hubiese sido planificado. La madrugada de Año Nuevo sus vidas se cruzaron con las de los hermanos León Fernández en la discoteca Planta Baja, donde bebieron juntos y luego se fueron en un taxi hasta la casa de uno de ellos. Allí, Carla fue violada y luego ambos perdieron la vida a golpes, en la cabeza y en otras partes de sus cuerpos. Los asesinos metieron los cadáveres en saquillos y los fueron a dejar a la bóveda del río Orkojahuira, en la zona Unión San José, cerca del Barrio Gráfico”, escribe Daniela Romero en Cartas para Carla y Jesús, texto intenso que retrata los ecos de un amor truncado.

Y entre ambas, otras nueve crónicas. Cada una exhaustivamente investigada, debidamente contrastada, bien narrada: periodismo de oficio, ante todo.

Las historias, los protagonistas

La historia de Juan Gabriel Despot, atropellado a los 19 años, en la calle y con saña, por un psicópata que se dio a la fuga a vista y paciencia de la justicia, es reconstruida por Isabel Mercado en El fin de la fiesta.

La periodista Hanalí Huaycho fue asesinada con 13 puñaladas, en presencia de su hijo, el lunes de Carnaval de 2013. El feminicida – Jorge Clavijo, su marido– huyó y tras su supuesto suicidio quedan dudas y miedos. El caso, que aceleró la promulgación de la Ley 338, es narrado por Anahí Cazas en la crónica Yo soy Hanalí.

La universitaria cruceña Dayana Algarañaz salió un día rumbo a la “U” y nunca más apareció. Su caso y la lucha de su mamá, María Rita, por encontrarla es narrada por Alejandra Pau en Dayana y la madre de las desaparecidas.

El ganador del Premio Nacional de Crónica de El Deber 2018, Sergio Mendoza, revela en El pecado del Katanas los secretos del night club más famoso de La Paz con un drama familiar de fondo.

En El ángel y los infiernos, Leny Chuquimia narra la conmovedora historia del bebé Alexander, y la del médico que, sin pruebas, purga una condena por la supuesta vejación del niño.

El controvertido caso Andrea Aramayo-William Kushner –¿es o no es feminicidio?– es abordado por Liliana Carrillo, desde la lucha de dos bandos y un juicio que se dilata en Autopsia de un amor tóxico.

Prontuario incluye los perfiles de tres personajes tristemente celebres: Luis Arce Gómez, Gabriela Zapata y Juan Pari.

Del verdugo de la dictadura, Arce Gómez, la periodista Cecilia Lanza hace un perfil minucioso en El campeón de ajedrez.

Mery Vaca pinta el retrato completo de Gabriela Zapata, La primera dama de facto, y para ello recorre recovecos de la historia protagonizada por la rubia platinada con quien Evo Morales creyó haber tenido un hijo.

En El desfalcador que perdió la cabeza, Ivone Juárez perfila a Juan Franz Pari, el mayor estafador bancario de la historia de Bolivia, en su afán de reconocimiento, sus derroches y sus obsesiones.

La justicia que no llega

Aunque goza de mala fama, la crónica roja resume la esencia del género: la mezcla de periodismo y literatura en democrática convivencia. “Es más frecuente hablar de los aportes de la literatura al periodismo que de los aportes del periodismo a la literatura, lo cual se me antoja injusto”, escribe el colombiano Alberto Salcedo Ramos en el artículo Del periodismo narrativo.

“En los últimos años se han incrementado las novelas basadas en hechos y personajes de la realidad –añade-. Me atrevería a decir que el periodismo le sirve al escritor para humanizar su escritura y bajarse de la torre en la que a veces se encuentra instalado”. Y remata Salcedo: “Yo creo que el periodismo adiestra al escritor en el descubrimiento de los temas esenciales para el hombre”.

¿Hay algo más esencial que la búsqueda de justicia? Aquí no hablamos de personajes de papel.

Todos los casos investigados tienen en común, como fondo fijo, un sistema judicial inoperante.

La crónica roja “se ha convertido en el escenario donde se evidencia lo peor y más dramático de nuestra historia: la debilidad de la justicia. Una justicia que lejos de contribuir al esclarecimiento de los hechos, corrompe pruebas, se presta a la venalidad y retarda impasiblemente su misión. La verdad, por tanto, es la primera víctima de la justicia boliviana y, por extensión, protagonista dolida de la crónica policial”, dice la directora de Página Siete, Isabel Mercado, en la presentación de este Prontuario.

Página Siete – 5 de agosto de 2018

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